El Ayuntamiento de Ingenio reconocerá su trayectoria en la lucha por los derechos de las mujeres en el acto institucional del Día Internacional de la Mujer
El Pleno del Ayuntamiento de Ingenio aprobó en su sesión ordinaria del pasado lunes, 24 de febrero, la concesión de la Distinción 8M a Dolores Santana Ramírez, conocida como ‘Loly’ Santana, por su incansable labor en defensa de los derechos de las mujeres y su compromiso con la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.
Esta distinción, otorgada por la Concejalía de Igualdad y Diversidad desde el año 2017, busca reconocer el trabajo de personas, colectivos y organizaciones que han contribuido significativamente a la construcción de una sociedad más igualitaria. En esta ocasión, el reconocimiento será entregado a Loly Santana durante el acto institucional del Día Internacional de la Mujer, que se celebrará el viernes, 7 de marzo, a las 12:00 horas, en el Salón de Plenos de las Casas Consistoriales, por ser una mujer activista, colaboradora, comprometida, solidaria y todo un referente en la defensa de los derechos de las mujeres en la historia del municipio.
Según recoge la semblanza elaborada por sus compañeras de los colectivos feministas y familiares, ‘Loly’ Santana, ha sido una mujer valiente y comprometida desde su juventud. Aprendió a calar en la Sección Femenina como muchas niñas de su época y, con tan solo 12 años, comenzó a trabajar en el Museo de Piedra. Con 16 comienza a trabajar de manera remunerada y asegurada en el aeropuerto, algo muy mal visto por el entorno, porque en aquellos días, siendo mujer, salir del pueblo a trabajar, aunque sólo fueran unos metros, no estaba bien visto. A los 18 años se casa y con 23 años ya es madre de dos criaturas. Mientras se adaptaba a su vida de casada y de madre, continuaba su trabajo, intentando conciliar su vida familiar y laboral de la mejor manera posible. Hubo quien se atrevió a sugerirle, una vez casada, que ya no era necesario que siguiese trabajando. Ya podrán imaginarse la respuesta de Loly a semejante insinuación, ya que desde muy joven fue consciente de que la independencia de cualquier mujer pasaba, necesariamente, también por la independencia económica, valor que siempre inculcó a sus hijos y, de manera especial, a su hija.
Pasaron los años y un día le comentan la reciente formación de un colectivo de mujeres en el municipio de Ingenio. Sin dudarlo entra a formar parte del Colectivo de Mujeres Atenea en 1996. Amadrinadas por el Colectivo Isadora Duncan, comienzan a recibir talleres y charlas diversas para ampliar conocimientos y compartir experiencias. Poco a poco organizan convivencias entre mujeres, encuentros entre colectivos de otros municipios e islas, tejiendo redes con otras mujeres y colectivos. En 2009 se une a ReCreándome, donde aporta experiencia, compromiso y tesón. A partir de aquí compagina su participación en ambos grupos sin perder un ápice de energía, pues su fortaleza y claridad de objetivos le han servido de plataforma para sacar adelante todo lo que se propone.
Su compromiso con la lucha feminista ha sido constante, organizando y participando en acciones reivindicativas del 8 de marzo y del 25 de noviembre, tanto en Ingenio como en manifestaciones en la capital. Nunca ha dudado en señalar y denunciar, cuando ha sido necesario, malas políticas o decisiones que afectan directamente a las personas, por ello hace unos años formó parte de la plataforma contra el desmantelamiento de servicios sociales o también del Grupo del 25, concentrándose cada mes frente a las casas consistoriales en protesta por la falta de recursos municipales en el servicio de violencia de género.
Hoy en día, ya abuela de dos nietos, Loly es punto de apoyo imprescindible para su familia. Hija también de un tiempo (aparentemente lejano) en el que el rol de la mujer era el de cuidadora y sustentadora emocional de los suyos, lo que no le impide seguir en activo. Continúa participando en concentraciones y manifestaciones, organizando actividades o acudiendo a ellas con la energía de siempre.
Pueden verla apoyada en unas muletas o sentada en una silla de ruedas, debido a una fatal caída que sufrió hace unos años. Pero, aunque esas muletas o esa silla de ruedas le sirvan de apoyo para la movilidad, Loly tiene, y siempre tendrá claro, que no son esos apoyos los que le permiten seguir en activo, ni la fuerza y las ganas que ella misma pone cada día, sino la poderosa red de mujeres que la rodean, que la empujan. Esa red la ha ido tejiendo a lo largo de todos estos años, una red inquebrantable que seguirá tejiendo hasta el fin de sus días, porque ella sabe, como dice un proverbio africano que «si las mujeres bajaran los brazos, el mundo se caería». Sin lugar a dudas, Loly nunca será de las que bajen los brazos.